Después de la crucifixión se dedicó a predicar la nueva fe. Una tradición española no documentada supone que Santiago viajó a Hispania para predicar por encargo del propio Jesucristo y que se le apareció la Virgen María en Zaragoza (en el lugar en donde luego se levantó la basílica del Pilar). Santiago murió decapitado durante las persecuciones contra los cristianos que realizó el rey de Judea, Herodes Agripa I (es el único apóstol cuyo martirio aparece recogido en los Hechos de los Apóstoles).

Santiago fue tenido por patrono de la reconquista cristiana de la Península contra el Islam (dando nombre a una importante orden militar) y, ya en la época contemporánea, tanto la Virgen del Pilar como el propio Santiago se convirtieron en símbolos nacionales de España.
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